Cuando suenan las campanas del último día de clase, muchos piensan que también es momento de cerrar los libros y guardar los lápices. Pero el verano no tiene por qué ser una pausa en el aprendizaje; al contrario, puede convertirse en la mejor oportunidad para leer y escribir de una manera libre, creativa y sin presiones.
¿Por qué leer en verano?
La lectura durante el verano no solo mantiene activo el cerebro, sino que también nos acompaña en los viajes, las siestas largas, o las tardes de calor bajo la sombra. Leer nos permite vivir otras vidas, viajar sin movernos y descubrir nuevas ideas mientras descansamos.
Algunos beneficios de leer durante el verano:
Evita la pérdida de habilidades lectoras: conocida como “el deslizamiento de verano”.
Desarrolla el gusto por la lectura libre: sin tareas ni exámenes.
Inspira creatividad y empatía: gracias a las historias diversas y personajes memorables.
¿Y qué pasa con la escritura?
El verano también es un excelente momento para escribir. No hace falta ser autor profesional. Bastan un cuaderno y un bolígrafo (o un teclado) para comenzar a registrar pensamientos, aventuras, sueños o recuerdos del día.
Ideas para escribir durante el verano:
Un diario de vacaciones: escribe cada día lo más curioso o divertido que pasó.
Cartas a amigos o familiares: incluso puedes enviarlas por correo real.
Historias cortas: ¿y si tu mascota hablara? ¿Y si encontraras un mapa secreto?
Poemas sobre el verano: el mar, el calor, los helados, los atardeceres…
Consejos para motivar la lectura y escritura veraniega
Elige temas que te interesen: no hay mejor motivación que la curiosidad.
Crea un rincón de lectura: cómodo, con buena luz y un poco de silencio.
Escribe sin miedo a equivocarte: el verano es el momento perfecto para soltarse.
Hazlo en familia o con amigos: leer en voz alta o compartir textos escritos puede ser una actividad divertida y enriquecedora.
En resumen
El verano no tiene por qué ser un paréntesis en el aprendizaje. Puede ser una etapa mágica para leer por placer y escribir sin límites. Así que abre ese libro que dejaste pendiente o comienza una historia desde cero. Tu imaginación también merece unas buenas vacaciones... ¡llenas de palabras!